Es imposible mostrar en una sola entrada del blog la belleza de una ciudad como Granada. Además, como soy un vago redomado, me limitaré a poner algunas fotillos y recomendaciones, sacadas de un viaje de un fin de semana.
La Alhambra
Mejor empezar por lo más gordo y nos lo quitamos de encima. ¿Qué puedo decir de esta alucinación que no se haya dicho ya? Nada, así que os dejo la fotico y yastá.
Por cierto, si queréis visitarla (si no queréis es que sois gilipollas) hay que sacar las entradas con al menos una semana de antelación, que se agotan rápido.
El Centro
Granada es una ciudad que se puede recorrer paseando. Así que ponte zapatos cómodos y date una vuelta por el centro, para ver la Catedral, Plaza Nueva, Ayuntamiento. En fin, lo típico. En una mañana lo has finiquitado.
Carrera del Darro
Subir por la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes, camino del Albaycín, es recorrido obligatorio en la visita. El Darro, uno de los dos ríos de Granada (esos que bajan de la nieve al trigo) serpentea entre antiguos palacios y crea una estampa única. Aprovecha y tómate una birra en alguno de los bares de la orilla, que merece la pena detenerse un ratito.
El tapeo
Aprovecho para contaros que en Granada es obligatorio servir una tapa con la cerveza que pidas: lo hacen todos los bares, así que no te sorprendas cuando te pongan para picar algo que no has pedido. Así, una opción barata para comer es ir pidiendo birras ya que, solo con las tapas que te ponen, acabas lleno (y pedo). Os recomiendo un sitio: Los Diamantes, en la Calle Navas (en esta calle hay como 300 bares de tapas) especializado en pescaíto frito y casquería de cordero. Y otro: Los Manueles, en la Plaza Nueva.
El Albaycín:
Quizá el barrio más mítico de Granada, con sus callejuelas estrechas, sus cuestas y, sobre todo, sus miradores con vistas a la ciudad y a la Alhambra.
El más famoso de todos es el Mirador de San Nicolás, con unas impresionantes vistas de la Alhambra.
Tiene San Nicolás, además, el aliciente de poder visitar el Bar Kiki donde, además de tapearse muy bien (ojo que es caro: usad la técnica birra + tapa) te preparan unos gintonics espectaculares (tienen 96 ginebras distintas).
Si queréis dejar de ver la Alhambra (aunque nunca te cansas), pásate por el Mirador de San Cristóbal, que ofrece una perspectiva distinta.
Y, como no hay dos sin tres, daos una vuelta por el Mirador de Carvajales, en una placita muy tranquila.
El Sacromonte
Al oeste del Albaycín, está el Sacromonte, el barrio gitano con sus famosas cuevas. Dar un paseo por sus callejuelas (bastante más tranquilo que el Albaycín) es una experiencia única. Y más si tu amigo Rogelio te recomienda el chiringuito con las mejores vistas del planeta, donde tomarse un botellín supone mucho, mucho más, que beberse una cerveza.
Al caer la tarde, empiezan a funcionar las numerosas cuevas-tablaos, donde puedes escuchar flamenco en vivo (eso sí, un poco guiri).
Es lo que tiene el flamenco, que es difícil encontrarte con algo auténtico y puro. Solo en momentos de mucha suerte, entras en un sitio a tomar una copa y, cuando menos te lo esperas, se monta una juerga flamenca y te quedas hasta las 5 de la mañana flipando en colores. Nosotros tuvimos esa suerte, jeje:
En fin, que la ciudad de Boabdil da para mucho y que si no has ido nunca ya estás tardando. ¿Puedo saludar? Pues saludo a mis amigos Granaínos (de nacimiento y de adopción) como Juanfran, Espe, Roge y Silent Vir, por las recomendaciones y consejos: sin vosotros me habría perdido la mitad.
Como siempre, os dejo una presentación con fotos, para el que quiera ver más:
Y bueno, para terminar, os cuento que uno de los motivos para ir a Granada fue asistir al concierto de Rufus Wainwright en el tratro del Generalife. Mejor que el concierto os lo cuente la Lu en su blog pero os diré que, para mi sorpresa, flipé bastante: iba con la idea de encontrarme con una sarta de ñoñerías al piano y me encontré con un tipo que canta como no he visto cantar a nadie en años, acompañado de una banda alucinante. Sí, no es mi estilo de música, pero mola un güevo (guilty pleasure total). Os dejo un videoclís del Rufus, con su banda actual:
La Alhambra
Mejor empezar por lo más gordo y nos lo quitamos de encima. ¿Qué puedo decir de esta alucinación que no se haya dicho ya? Nada, así que os dejo la fotico y yastá.
Por cierto, si queréis visitarla (si no queréis es que sois gilipollas) hay que sacar las entradas con al menos una semana de antelación, que se agotan rápido.
El Centro
Granada es una ciudad que se puede recorrer paseando. Así que ponte zapatos cómodos y date una vuelta por el centro, para ver la Catedral, Plaza Nueva, Ayuntamiento. En fin, lo típico. En una mañana lo has finiquitado.
Carrera del Darro
Subir por la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes, camino del Albaycín, es recorrido obligatorio en la visita. El Darro, uno de los dos ríos de Granada (esos que bajan de la nieve al trigo) serpentea entre antiguos palacios y crea una estampa única. Aprovecha y tómate una birra en alguno de los bares de la orilla, que merece la pena detenerse un ratito.
El tapeo
Aprovecho para contaros que en Granada es obligatorio servir una tapa con la cerveza que pidas: lo hacen todos los bares, así que no te sorprendas cuando te pongan para picar algo que no has pedido. Así, una opción barata para comer es ir pidiendo birras ya que, solo con las tapas que te ponen, acabas lleno (y pedo). Os recomiendo un sitio: Los Diamantes, en la Calle Navas (en esta calle hay como 300 bares de tapas) especializado en pescaíto frito y casquería de cordero. Y otro: Los Manueles, en la Plaza Nueva.
El Albaycín:
Quizá el barrio más mítico de Granada, con sus callejuelas estrechas, sus cuestas y, sobre todo, sus miradores con vistas a la ciudad y a la Alhambra.
El más famoso de todos es el Mirador de San Nicolás, con unas impresionantes vistas de la Alhambra.
Tiene San Nicolás, además, el aliciente de poder visitar el Bar Kiki donde, además de tapearse muy bien (ojo que es caro: usad la técnica birra + tapa) te preparan unos gintonics espectaculares (tienen 96 ginebras distintas).
Si queréis dejar de ver la Alhambra (aunque nunca te cansas), pásate por el Mirador de San Cristóbal, que ofrece una perspectiva distinta.
Y, como no hay dos sin tres, daos una vuelta por el Mirador de Carvajales, en una placita muy tranquila.
El Sacromonte
Al oeste del Albaycín, está el Sacromonte, el barrio gitano con sus famosas cuevas. Dar un paseo por sus callejuelas (bastante más tranquilo que el Albaycín) es una experiencia única. Y más si tu amigo Rogelio te recomienda el chiringuito con las mejores vistas del planeta, donde tomarse un botellín supone mucho, mucho más, que beberse una cerveza.
Al caer la tarde, empiezan a funcionar las numerosas cuevas-tablaos, donde puedes escuchar flamenco en vivo (eso sí, un poco guiri).
Es lo que tiene el flamenco, que es difícil encontrarte con algo auténtico y puro. Solo en momentos de mucha suerte, entras en un sitio a tomar una copa y, cuando menos te lo esperas, se monta una juerga flamenca y te quedas hasta las 5 de la mañana flipando en colores. Nosotros tuvimos esa suerte, jeje:
En fin, que la ciudad de Boabdil da para mucho y que si no has ido nunca ya estás tardando. ¿Puedo saludar? Pues saludo a mis amigos Granaínos (de nacimiento y de adopción) como Juanfran, Espe, Roge y Silent Vir, por las recomendaciones y consejos: sin vosotros me habría perdido la mitad.
Como siempre, os dejo una presentación con fotos, para el que quiera ver más:
Y bueno, para terminar, os cuento que uno de los motivos para ir a Granada fue asistir al concierto de Rufus Wainwright en el tratro del Generalife. Mejor que el concierto os lo cuente la Lu en su blog pero os diré que, para mi sorpresa, flipé bastante: iba con la idea de encontrarme con una sarta de ñoñerías al piano y me encontré con un tipo que canta como no he visto cantar a nadie en años, acompañado de una banda alucinante. Sí, no es mi estilo de música, pero mola un güevo (guilty pleasure total). Os dejo un videoclís del Rufus, con su banda actual:
2 comentarios:
Hace poco hice mas o menos el mismo recorrido, aunque me falto a Rufus!!!
Saludos.
Qué tiempos aquellos... yo hice la carrera allí, entre el 86 y el 91 (joder, qué de tiempo hace).
Aún conservo amigos allá. Y la sensación de que en Andalucía occidental nos estafan con las cervezas.
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