Nacido a principios de los años 80, el Jebi tiene su máximo esplendor a mediados de esa década, años en los que campa por las calles de todas las ciudades del planeta, asustando con su aspecto a las viejas del lugar.
Pero es pura fachada: el Jebi se caracteriza por su buen fondo y su jovialidad, muy alejado de la agresividad que a veces se le presume. Gran bebedor de cerveza y gran fumador de porros, pero pocos excesos con otras drogas.
Capítulo aparte merece la Jebi: con sus mallas ajustadas, cinturón de pinchos y chupa de cuero, son verdaderos iconos de la cultura ochentera.
Hoy día es una especie en declive, extinguida incluso en muchas zonas. Los pocos focos que aún perduran suelen estar compuestos por grandes Jebis de la época, personajes entrañables que se mantienen exactamente igual que hace 20 años. Pero también encontramos sangre nueva, jóvenes que toman el relevo y mantienen la esperanza de un resurgimiento de esta estirpe.
6 comentarios:
Una entrada muy entrañable. Se te olvida decir que los jebis (con "b") son personajes que es posible verlos en muchos pueblos, y es que allí son más fieles a su esencia que en las grandes urbes.
Ciertamente. Y creo que tienes razón, Jebi se escribe con b. Lo corrijo ahora.
A mi siempre me han gustado los jebis, mi tribu urbana favotita, en el fondo son tan tiernos...la mayoría se echan novia para toda la vida y son más buenos que comer con las manos. Salvemos a los jebis y a la sala Q!!!!!!
Estos blogs se mueven menos que un gato de escayola
Anónimo, el blog se mueve poco porque es complicado escribir cuando tienes el culo metido en las aguas cristalinas de las calas mallorquinas.
Estos putos anónimos. Nunca te fíes de uno de ellos.
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